jueves, 29 de septiembre de 2011

La soledad, según García Lorca


"La soledad es la gran talladora del espíritu" dijo en cierta ocasión el autor de Bodas de sangre. No sé por qué, pero el malogrado poeta granadino decía la verdad. No creo que él, amigo de Dalí, Neruda y Falla, entre otros, estuviera solo. Pero seguro que como poeta se sintió solo. Y desde luego, antes de que lo mataran.
Yo también soy poeta(ni mucho menos oso compararme con él). Y también me siento solo  a veces. Cuando escribo, me siento solo. Cuando me asalta la preocupación, me siento solo. En las noches de verano, esas noches frescas pero agradables, con el cielo iluminado por la luna, y con la brisa soplando, me siento solo. En las tardes ventosas de otoño, cuando las hojas caídas parece que rayan el suelo, me siento solo. En el frío del invierno, cuando voy a clase todavía de noche y abrigado hasta las cejas, me siento solo.
Visto así, parece que soy un antisocial, alguien que no quiere la compañía humana ni en pintura, pero eso es mentira. Adoro salir, tocar con mi grupo, conocer gente nueva. Pero como todos, necesitamos nuestro momento a solas con nosotros mismos. Porque, como dijo Federico, talla nuestro espíritu.


Canción XXIV: Miles Davis: Miles

martes, 13 de septiembre de 2011

Perdue à Paris. Capítulo 2.


Al día siguiente decidió ir a ver el Barrio Latino. Tenía la fama de ser el barrio con más ambiente de París, donde vivían los estudiantes, estaba en la zona más céntrica...Fue allí, y lo primero que vio nada más salir del metro fue la fuente de Saint-Michel. Era algo imponente. Las había visto más grandes, como Cibeles o la de Trevi, pero esta no era peor. Dos grandes dragones custodiaban, escupiendo agua en lugar de fuego, a San Miguel. Aquel lugar, muy usado por los parisinos para quedar, destacaba, con el delicado sonido del agua, en medio del bullicio de los coches. Los dragones, firmes e imponentes, eran rígidos testigos y guardianes de aquella zona de París. Qué vida más tranquila y despreocupada, pensó.

Después de pasear tranquilo y despreocupado por el centro, cayó la noche rápidamente. Volvió a la fuente, quería verla de noche. Seguía tranquila, hermosa. Un buen número de parisinos se sentaban frente a ella. Amigables y tranquilos, charlaban, compartían cigarrillos, reían...Sena se acercó a la fuente, tocó el agua y sonrío. Acarició la piedra de la fuente. Por un momento, creyó ser el tercer dragón de la fuente. O san Miguel.
La noche envolvía el cielo de París. Las calles, los monumentos...adornados con imponentes luces, convertían a la capital gala en un lugar mágico e increíble.

Canción XXIII:Don McClean: Vincent